Tras la euforia estival
y su incesante locura,
su alegría sin par
y su impecable negrura,
volverán los oscuros domingos,
los largos y fríos viajes,
la oscuridad temprana,
los pasos por el peaje.
Las pesadas semanas,
la soledad exagerada,
los huecos en la cama,
las noches desesperadas.
Ser de costumbres
dicen a diario,
como cada año,
volverá el calendario.
Cuando me desintoxique,
cuando salte el levante,
espantaré desde lejos
a los perros gigantes.
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