martes, 12 de julio de 2016

365 días

Las fatigas más conmovedoras recubrieron sus entrañas hasta el punto de no encontrarse. El calendario parecía ir a pararse para siempre en ese instante y la desidia cayó en su persona sin encontrar espada que la destrozara. Soledades, sudores, monotonía y resacas fueron sus demonios de la guarda, sin hallar ángeles que los combatieran. Tozudez, oscuridad estival, desesperación y profunda tristeza, sin dar con la vacuna que necesitaba. Sin embargo, y aunque impensable otrora, el tiempo tomó la iniciativa y cerró el círculo entre brindis, luces y sonrisas, que vinieron de los pilares más fieles de su vida, hasta reconquistar las máquinas escritoras al compás de los más entrañables y estrictos reencuentros.