jueves, 17 de septiembre de 2020

Golpes de olor

El sepulcral silencio de la madrugada se entremezclaba con la tenue luz que descansaba sobre la barandilla. Cada momento era como esa luz, mientras que la oscuridad de la misma noche reflejaba en su mente el temor a un inminente e inesperado adiós. La felicidad, siempre momentánea, siempre está tan cerca como el mayor de los abismos... Abismos de los que todos resurgen. Abismos que, en dos golpes de olor, desaparecen de la cabeza sin dejar rastro. La felicidad momentánea se volvía eterna cuando su figura paseaba a su lado.