martes, 5 de septiembre de 2017

Septiembre



Dos vetas rosadas en el cielo anunciaban el ocaso estival. Después de la aparición de uno de sus demonios y un breve letargo, las vistas desde su ventana evocaron de la mejor forma aquello que un día descubrió y que hacía tiempo que no encontraba. A pesar de que todavía no veía al gran ave, ésta dejó a su paso una de sus brillantes plumas, la cual recogió para escribir destellos en el aire dentro de su habitación. Era septiembre y todo a su alrededor lo demostraba. Era septiembre y, aunque el camino temporal no desembocaba esta vez en la primavera, pudo oír a lo lejos cómo, tímidamente, volvían a cantar los pájaros que habían perdido su voz.

lunes, 21 de agosto de 2017

Hasta el Sol se escondió esta tarde



Hasta el Sol se escondió esta tarde, dejando a la Luna sola ante la vergüenza. Ni siquiera el Sol quiso ver el resultado de la vida que él mismo regala día a día, y que se autodestruye, presa del mundo que se ha creado. Un mundo que ya no es mundo, y que ya nada tiene que ver con el suelo que hace millones de años vio nacer la primera flor entre el viento, la montaña y las olas del mar. Un mar que terminará tragándose los horrores, las balas y las bombas, para poner al universo de nuevo en su perfecto orden. Un orden que el codicioso y soberbio hombre rompió en el momento en el que se creyó amo y señor del mismo y acabó haciendo dueño a cuantas divinidades quiso. Divinidades que enfrentaron a este hombre y que lo seguirán haciendo hasta el final de los tiempos. Tiempo que pasa y que consume las vidas de quienes nada tienen que ver con la barbarie.

Hasta el Sol se escondió esta tarde y en su letargo, soñando con otra realidad, hizo a la Luna no querer nunca más presenciar desde la primera fila lo que en su día fue un gran lugar para vivir.

Foto: La cara de la guerra (Salvador Dalí, 1940).

lunes, 26 de junio de 2017

Llora



Lloran los árboles, las ramas y las piedras. Llora la hormiga y llora el lince, lloran el caballo y el erizo; el ratón y el jabalí. Llora el libre pájaro. Lloran la tierra y el aire y llora, gris, el cielo. Llora el Sol naranja entre la ceniza, recordando que la naturaleza es sabia y fuerte, pero no infinita. Lloran la arena de la playa, el mar y los peces. Lloran nuestros pulmones al respirar el negro humo. Lloran los nidos y las madrigueras. Lloran los planetas que ven arder la Tierra. Llora el ser inhumano, inundado en el miedo de verse rodeado de llamas. Llora el hermano Marte, temeroso ante la idea de que algún día lo poblemos. Llora hasta la última brizna de hierba y lloran las bellotas. Y ríe el inmenso fuego, que nada deja a su paso, que mata la vida directa e indirectamente, y que pocas veces nace sin que la mano del desalmado le empuje. Llora el corazón de Andalucía, llora el planeta entero, y no podremos ni siquiera llorar cuando no seamos más que una bola chamuscada flotando en el universo.

Ya lo dijo el poeta: "Estúpida ciega humanidad, que sin metas se matará sola"

domingo, 18 de junio de 2017

Rostro cambiante

La luz de una noche de relámpagos iluminaba el rostro de la complicidad, con el cual me topé sin buscarlo con la intensidad que hubieran requerido las ganas que verdaderamente tenía de encontrarlo. Sin sentir más que unas ganas saciadas, amaneció el día como si los relámpagos de la noche sólo hubieran sido un sueño. El tiempo me hizo repetir algunos actos que me colmaron de una extraña ilusión que sabía que, realmente, sería la más efímera de mi vida. Efímera y desconocida, pues ese rostro cambió de forma, motivado en ocasiones por mi propia conducta. Definitivamente, arañamos tanto nuestras confianzas que perdimos las uñas antes de empezar, y ya su paradero dejó de tener importancia. Realmente, nunca la tuvo, o realmente esa complicidad sólo vivía en mi mente.

martes, 23 de mayo de 2017

De corazón y de mente

En ocasiones deseaba ser de otra forma, deseaba ser persona de mente. Veía siempre alegres a aquellos que limitaban su vida a la felicidad inmediata, momentánea. La felicidad de un ingreso económico, el sexo esporádico sin compromiso o el campeonato conseguido por su equipo. En ocasiones sabía que sería más fácil ser así, pero no podía. Tampoco quería, aunque en momentos puntuales pasara por uno de ellos. Pero tenía que haber algo mejor y, sobre todo, tenía que haber gente que como él, buscara eso que realmente le llenaba. Descubrir un disco de música que fuera eterno, una pasión interminable y a alguna persona que, como él, encontrara la verdadera satisfacción en este tipo de cosas. Quería apartar de una vez los malos pensamientos, pero precisamente ese era el precio a pagar por ser una persona de corazón. Sin embargo, tenía la seguridad de que la felicidad alcanzada por alguien así jamás sería conseguida y mucho menos entendida por un ser de mente. Ya no tenía tiempo para cosas que no tuvieran alma.

martes, 4 de abril de 2017

Trayecto

Camina por la ciudad con la única compañía de los luceros, mientras dentro de sus oídos suenan acordes nostálgicos que le transportan a otra época. Andaba perdido y se encontró, volvió a perderse para volver a encontrarse, y ahora se halla en el punto medio que en ocasiones se vuelve en su contra. Nadie le escucha, claro que no siempre lo necesita. Unas veces es para bien, otras para mal, pero siempre disfruta del trayecto.

miércoles, 8 de marzo de 2017

Buscando razones

Rodeado de tigres, aparezco otra vez en la selva que sacó lo mejor de mí. Suenan desde los árboles las melodías que marcaron el durante y el después de aquellos momentos en los que las razones brotaban de la azotea sin ni siquiera buscarlas. Ahora las busco y no las encuentro, remuevo las hojas de los árboles, me acerco a bonitas cuevas, pero siempre me quedo a sus puertas. No me apetece entrar. Navego en las profundidades de los ríos, escalo las montañas, atravieso las colinas, le pregunto a los animales, pero no las encuentro. Recuerdo con nostalgia al gran ave que, estando y sin estar, me cobijaba en su arcoiris, tanto de color como de oscuridad, para que las razones aparecieran por cada rincón. Ahora no están, y cuando durante mi trance encuentro algunas de sus huellas, nadie parece estar dispuesto a escucharlas. Sé que volverán.