lunes, 14 de diciembre de 2015

Curvas

Pasa el tiempo y siempre acabo recurriendo a su compañía. Hay quienes lo entienden, quienes no, quienes no la valoraron nunca, quienes sí lo hacen y quienes nunca lo harán. Rápido y lento, feliz y triste, callada, compañera del alma. Capaz de hacer reír o de poner la piel de gallina con un movimiento. Las curvas más perfectas que jamás encontré, y dudo que encuentre. Herencia, sabia decisión de otrora, testigo de mis mejores momentos, y pañuelo de los peores. Siempre estará conmigo.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Negros cuervos

Como en alguna antigua primavera, nunca faltan cuevas que visitar. Al igual que entonces, ninguna tiene la atmósfera exacta, ni el olor, ni el sabor, aunque por momentos me enajenen y me hagan olvidarme de lo que verdaderamente me hace feliz, que por entonces no conocía, y ahora olvido. Los negros cuervos, ante el conformismo y el pensamiento tradicionalmente impuestos, viajan de una cueva en otra con felicidad vacía, sabiendo que nunca hallarán la que les limpie el alma, alimentándose de lo que encuentran. Con cuevas cerradas de por vida y pensamientos asimilados, no seré yo quien se convierta en un negro cuervo. Prefiero ser tigre mientras tanto, como los que pasean a las puertas de las grutas, que siempre estarán a mi lado.

martes, 8 de diciembre de 2015

La travesía

Los auténticos tigres se preocupan por enterrar a mis peores monstruos, monstruos de los que hacen mojar las manos y secar la boca. No negaré que estuvieron, y que incluso pueden levantarse de sus tumbas, al igual que no negaré que hubo un día en el que el cielo era más azul, el césped más verde y el agua más clara. De la misma forma, y aunque ahora todo sea un ardiente desierto, sería incapaz de desprenderme de lo que me hizo dejar a un lado feas costumbres para valorar gran parte de la esencia de la vida. Como quien recuerda la infancia más inocente en su primer colegio o el abrazo de un abuelo que ya no está. Así me tomaré siempre la travesía que me hizo el corazón mas grande, agradeciendo de por vida a los tigres que pisoteen a esos monstruos una y otra vez, a pesar de que en algún momento fui yo mismo quien intentó resucitarlos.