domingo, 18 de junio de 2017

Rostro cambiante

La luz de una noche de relámpagos iluminaba el rostro de la complicidad, con el cual me topé sin buscarlo con la intensidad que hubieran requerido las ganas que verdaderamente tenía de encontrarlo. Sin sentir más que unas ganas saciadas, amaneció el día como si los relámpagos de la noche sólo hubieran sido un sueño. El tiempo me hizo repetir algunos actos que me colmaron de una extraña ilusión que sabía que, realmente, sería la más efímera de mi vida. Efímera y desconocida, pues ese rostro cambió de forma, motivado en ocasiones por mi propia conducta. Definitivamente, arañamos tanto nuestras confianzas que perdimos las uñas antes de empezar, y ya su paradero dejó de tener importancia. Realmente, nunca la tuvo, o realmente esa complicidad sólo vivía en mi mente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario